domingo, 9 de junio de 2024

EL HOMBRE DE LA LEGIÓN, DE DINO BATTAGLIA


El hombre de la legión, de Dino Battaglia*
Fotografía: Lucía Rodríguez

Suele ocurrir a menudo, cuando voy a casa de mi amigo Miguel Ángel Ferrer, que llego con un libro y salgo con otro bajo el brazo. En esta última ocasión le llevaba un ejemplar de Gourrama, la novela de Friedrich Glauser que editó Ginger Ape Books&Films y reseñé recientemente, y me traje un cómic de Dino Battaglia –El hombre de la Legión–, el deuvedé de la película Marchar o morir y una lección acerca de la Legión Extranjera Francesa, pues por algo Miguel Ángel es profesor de Historia.

Gourrama, de Friedrich Glauser**
Fotografía: Pedro Delgado

Miguel Ángel Ferrer y Pedro Delgado
Fotografía: Lucía Rodríguez

 El hombre de la Legión se enmarca en el año 1921, en la población argelina de Sidi-Bel-Abbes, en el alto Sahara argelino. Marchando hacia ella por una carretera jalonada de dunas, un grupo de guerrilleros ataca a un destacamento de la Legión Extranjera.

El hombre de la Legión, de Dino Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

 Suenan los crak crack de las espingardas y, ante la posición tan expuesta al fuego enemigo en la que se encuentran los legionarios, resuena un mandato y una orden: "Bayoneta calada... ¡Al ataque!".

Viñeta de El hombre de la Legión, de Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

Pág. 11 de El hombre de la Legión, de Dino Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

 El choque épico es disuelto por una ametralladora argelina que, desde lo alto de una duna, con su wratatat tat ratt tatt tat tatt tatt "vomita fuego sobre los soldados franceses".

Viñeta de El hombre de la Legión, de Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

 Es el momento de los héroes, de los valientes, o de los que lo tienen todo perdido. Moreau es su nombre. Tomada la posición con la ayuda de una granada, la ametralladora cambia de bando y los que ahora contorsionan sus cuerpos y ruedan por la arena son los de los turbantes y las chilabas.

Pág. 14 y 15 de El hombre de la Legión, de Dino Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

 Moreau, como el capitán Desay y tantos otros, ha venido tan lejos de Francia para olvidar el desastre de Verdún y los horrores de la Gran Guerra.

Pág. 20 de El hombre de la Legión, de Dino Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

 Pocos días después, un avión de reconocimiento ve una partida de rebeldes a camello que se dirige hacia el fuerte Boubut, y una partida de legionarios ha de auxiliarlo desde Sidi-Bel-Abbes.

Pág. 29 de El hombre de la Legión, de Dino Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

Pág. 31 de El hombre de la Legión, de Dino Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

 En el camino, un oasis donde beber y descansar se convertirá en un polvorín. Pero nada comparado a lo que les espera en el puesto militar de Boubut, que se convertirá en una trampa mortal.

Viñeta El hombre de la Legión, de Dino Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

 Las erosionadas colinas del Atlas, las arenas del Sahara y oasis que parecen un milagro son los escenarios de esta historia, en la que podemos sentir el sol y el viento abrasador del desierto que seca las gargantas y hace enloquecer a los hombres de sed. 

Pág. 39 de El hombre de la Legión, de Dino Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

 Y planeando sobre todo ello, el trapo blanco del que no es león sino conejo y que demuestra que la naturaleza humana no cambia y que la historia, como en aquellos campos de Verdún, en aquel barrizal del Meuse, se repite.

Viñeta de El hombre de la Legión, de Battaglia
Fotografía: Pedro Delgado

 He de decir que desconocía este cómic, no así a su autor, Dino Battaglia (Venecia, 1923-Milán, 1983), al que leía en los tebeos ochenteros que publicaba la editorial Toutain (CIMOC, Comix Internacional, 1984, Zona 84...). Battaglia era además amigo de mi admirado Hugo Pratt, con el que estuvo trabajando en Asso di picche (As de picas), la primera revista italiana de historietas de la posguerra. Allí formaron con otros dibujantes y guionistas el llamado Grupo de Venecia,  muy influenciado por los cómics americanos –con Milton Caniff a la cabeza– y las grandes novelas de aventuras. En A la sombra de Corto (Confluencias, 2013), Dominique Petitfaux le preguntó a Pratt si consideraba a Battaglia un gran dibujante, y este le respondió: "Es uno de los que más me ha llenado. Era en todo caso el más elegante, el más refinado y pertenece a la escuela de los grandes dibujantes a plumilla como Gibson, Beardsley, Pyle, Remington, o, en el cómic, McClure, Terzi, Gustavino...".

Dino Battaglia con Hugo Pratt en 1969

 Hugo, además de alabar su maestría, también decía de Battaglia que era uno de los más grandes ilustradores de su generación, pues aunque este trataba de hacer equilibrios entre la historieta y la ilustración, lo segundo siempre terminaba por tener mayor peso en su arte. El mismo Dino había confesado en una ocasión: "Me encanta crear atmósferas, pero no poseo un estilo de narración cinematográfica, ni siquiera de historieta tradicional. Yo soy prácticamente un ilustrador".

Adaptación de Moby Dick al cómic, Dino Battaglia

 En su modo de hacer, su maniera que dirían los italianos, está ese uso de la plumilla frente al pincel, sus esgrafiados y gradaciones de grises, así como la concepción de la página como una unidad desde el punto de vista gráfico.

El hombre de la Legión, de Dino Battaglia***
Fotografía: Lucía Rodríguez

 L'uomo della Legione fue dibujado y escrito por Battaglia para la colección Un uomo un'avventura, de la editorial Bonelli. La serie se lanzó en 1976 y contó con los más grandes autores italianos del momento: Toppi, Battaglia, Crepax, Manara, Pratt, Micheluzzi...

Algunos números de Un uomo un'avventura
Fotografía: anuncio de venta de internet

 En España sólo se publicaron cuatro números de Un hombre, una aventura. Fue en 1977, bajo el sello Ediciones Junior S. A, del grupo editorial Grijalbo. El hombre de la Legión fue el primer álbum y la traducción corrió a cargo de Jorge Binaghi, mientras que de la rotulación se encargó Eduardo Quintana.

Un hombre una aventura, de Ediciones Junior S.A (Grupo Ed. Grijalbo)
Fotografía: milanuncios

 No se indica quién es el autor del apunte histórico militar sobre la Legión Extranjera que abre el cómic. Quizás sea del editor italiano Sergio Bonelli.

 Dentro de la colección italiana se incluían algunas de las mejores historietas de Hugo Pratt.

Algunos números de Un uomo un'avventura de H. Pratt
Fotografía: anuncio de venta de internet

 De ahí que, para cerrar el círculo, quiera finalizar esta reseña con una anécdota de cuando Hugo Pratt quiso alistarse con un amigo en la Legión Extranjera. La leí en El deseo de ser inútil (Confluencias, 2012).

[...] Otra vez, en 1946, me fui con un amigo; queríamos alistarnos en la Legión Extranjera. Fuimos a dar con un viejo sargento, que empezó por preguntarme cómo me llamaba. Era tuerto, y recuerdo que me echó una mirada de buitre con el ojo bueno. Le repliqué que con un legionario sobraban las preguntas, y que con rellenar el formulario debería ser suficiente. Entonces sacó una carta del cajón del escritorio y me dijo: "Tú te llamas Hugo Eugenio Pratt, eres hijo único y tu padre murió en África". Le pregunté cómo sabía eso, y me respondió que mi madre, al corriente de mis intenciones, les había escrito para que no me admitieran. No obstante añadió que podría entrar en la Legión si me presentaba en territorio no italiano, y que lo más sencillo era ir a Tende, en la frontera francesa. Entonces, cándido de mí, le pregunté qué medios ponía la Legión a mi servicio para que yo pudiera alistarme en Tende. "¡Cómo! ¿Tú quieres ser legionario, y reclamas un medio de transporte? –bramó–. ¡Si quieres te vas a patita!". En ese momento comprendí que la Legión Extranjera no era lo mío. Mi amigo sí se alistó. Murió en Indochina.

*Batallón de la Legión Extranjera Francesa de la marca AR, manufactura francesa de los años setenta y ochenta (Colección particular de soldados de plomo de Miguel Ángel Ferrer).

**Miniatura de Tradition of London de los años noventa. Legionario, 2º Regimiento en 1915.

***Caballería rifeña, miniaturas Aymer de los años ochenta (Colección particular de soldados de plomo de Miguel Ángel Ferrer).

Nota: De la película Marchar o morir, del director Dick Richards, ya les hablaré en otra entrada.

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