domingo, 21 de agosto de 2022

ESTE AÑO NO TE QUEDES SIN VIAJAR


Este año no te quedes sin viajar
Carta desde el Toubkal en el escaparate de Luces
Fotografía: Lucía Rodríguez

El otro día leí en el periódico que el ritmo de lanzamiento de libros, filmes o series condena a la mayoría de las obras a desaparecer poco después de su estreno.

Cada semana, cientos de libros, cómics, espectáculos teatrales, series o discos debutan con el preciado sello de "novedad". Detrás, suele haber años de trabajo de músicos, dramaturgos, actores, escritores o directores. Al cabo de un mes, sin embargo, la gran mayoría ha pasado al rincón del olvido, lejos de la estantería principal o de las fichas más visibles del catálogo online. Y lejos, también, de los ingresos que esa visibilidad puede representar.
 En su lugar, aparece otra marea de novedades que, a su vez, pronto se convertirá en pasado. "En el sector editorial se da una superproducción concentrada en los grandes sellos. Las librerías no pueden mantener un fondo, salvo las más importantes, y se ven obligadas a un movimiento continuo. Un libro de hace seis o siete meses muchas veces ya no se encuentra, hay que pedirlo expresamente". [...] "La vida de los libros en las librerías es cada vez más corta, con las consecuentes devoluciones".
De novedad cultural al olvido en pocas semanas.
Tommaso Koch, El País

 Por eso, agradezco enormemente el detalle a todos esos libreros que después de tantos años (Carta desde el Toubkal se editó en 2015) siguen reponiendo mi libro cada vez que se vende. Libreros que leyeron el libro y que les gustó tanto que quieren seguir teniéndolo de fondo en sus estanterías, como José Antonio, de la Librería Luces, que incluso lo pone de vez en cuando en su escaparate, esa ventana a la Alameda que invita a todo el que pasa por allí a escoger el destino para su próximo viaje.

Carta desde el Toubkal en el escaparate de Luces, mayo de 2021
Fotografía: Lucía Rodríguez

 «Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro». Con Carta desde el Toubkal podrán viajar a Marruecos a precio de saldo.

https://www.librerialuces.com/es/libro/carta-desde-el-toubkal_525177

Escaparate de la librería Luces (Málaga, mayo de 2021)
Fotografía: Lucía Rodríguez


miércoles, 3 de agosto de 2022

EN LOS BOSQUES DE SIBERIA


En los bosques de Siberia, de Virgile Dureuil (Harper Collins Ibérica)
Fotografía: Pedro Delgado

Para huir del calor del verano, o al menos mitigarlo, me he refugiado unos días en Siberia, en una cabaña aislada a orillas del lago Baikal. Y lo he hecho de la mano de una novela gráfica, En los bosques de Siberia, del francés Virgile Dureuil, publicada por la editorial Harper Collins Ibérica en 2021; un álbum que, dado su éxito, aún se puede encontrar en las librerías.

Página 10 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

 La obra, traducida por Isabel González-Gallarza, es una magnífica adaptación de la novela La vida simple (Editorial Alfaguara, 2015), del también francés Sylvain Tesson. Un texto, a modo de diario, que Tesson escribió antes de que se pusiera tan de moda el ruralismo literario, unas páginas nada bucólicas en las que nos contaba su bautismo de soledad, cuando dejó atrás su vida cotidiana en París para instalarse durante seis meses en uno de los lugares más hostiles del planeta. Aislado en una cabaña de madera y rodeado de una naturaleza desmesurada e inhóspita, a cinco días de marcha del pueblo más cercano, Tesson afrontó, entre el final del invierno y mitad del verano, su particular viaje interior.

La vida simple, Sylvain Tesson
Ed. Alfaguara, 2013
 Mi cabaña está situada al norte de la reserva Baikal-Lena. Es un viejo refugio de geólogo construido en los años ochenta y hundido en un claro entre cedros. En el mapa, los árboles le han dado su nombre al lugar: «Punta de los Cedros del Norte». Cedros del Norte suena como un nombre de residencia de ancianos. Después de todo, se trata de un retiro.

 El cómic, al igual que la novela, empieza con una nota aclaratoria del propio Sylvain Tesson, en la que nos cuenta lo que se nos avecina.

Un retiro.
 Me había prometido que, antes de cumplir los cuarenta, viviría como un ermitaño en mitad del bosque.
 Me instalé seis meses en una cabaña en Siberia, a orillas del lago Baikal, en la punta del cabo de los Cedros del Norte. El pueblo más cercano estaba a 120 kilómetros, no había vecinos ni carretera de acceso, de tarde en tarde recibía alguna visita. En invierno, temperaturas de –30 ºC ; en verano, osos en las orillas. Un paraíso.
 Me llevé libros, puros y vodka. Lo demás –el espacio, el silencio y la soledad– ya estaba allí. En ese desierto me inventé un día a día sobrio y hermoso, llevé una vida centrada en gestos sencillos. Contemplé pasar las horas frente al lago y al bosque. Corté leña, pesqué para comer, leí mucho, caminé por las montañas y bebí vodka asomado a la ventana. La cabaña era un puesto de observación ideal para percibir el latido de la naturaleza.
 Conocí el invierno y la primavera, la felicidad y la desesperación, y, por fin, la paz.
 En el fondo de la taiga, me metamorfoseé. La inmovilidad me aportó lo que el viaje ya no me procuraba. El genio del lugar me ayudó a amaestrar el tiempo. Mi hogar se convirtió en el laboratorio de esas transformaciones.
 Todos los días consigné mis pensamientos en un cuaderno. Lo que tiene hoy en las manos es el diario de aquel retiro.
Sylvain Tesson

 No me dirán que no es tentador. ¿Quién de ustedes no ha soñado con algo así para reencontrase consigo mismo?

«Soy libre porque mis días lo son». Sylvain Tesson
Página 25 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

Página 50 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

 Silencio, soledad, largos paseos, explorar el entorno, pescar abriendo un boquete en el lago helado, patinar sobre su superficie, aceptar la hospitalidad de los escasos vecinos y leer un buen montón de libros. Al igual que Miquel Barceló llevó una maleta llena de libros al País Dogón durante su estancia en Mali, Tesson los transportó en una caja.

Maleta llena de libros en la casa de Miquel Barceló en Mali
Fotografía: Jean-Marie del Moral

 Con ellos, ese viaje a la soledad resultaría menos extremo.

Tres últimas viñetas de la pág. 12 de En los bosques de Siberia
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

 El cómic de Virgile Dureuil tan sólo nos deja ver a algunos de los autores de esos libros, pero en el diario de Tesson sí figura el listado completo de títulos y autores. Como ese dato es interesante para los que amamos los libros, he considerado compartir esa lista con ustedes.

Lista de lecturas ideales, hecha por Tesson, para su retiro en Siberia
La vida simple, de Sylvain Tesson (Ed. Alfaguara, 2013)
Fotografía: Lucía Rodríguez

Listado de libros que llevó Sylvain Tesson a su retiro de 6 meses en Siberia
La vida simple, de Sylvain Tesson (Ed. Alfaguara, 2013)
Fotografía: Lucía Rodríguez

 Quizás también estaría bien escribir otra con los libros que yo me llevaría, pero el esfuerzo sería grande y no tengo ahora mismo espíritu para ello. Lo que sí puedo decir es que algunos de esos 65 títulos también estarían en mi lista, entre ellos los dos volúmenes de Historia de mi vida (Editorial Atalanta), de Casanova, que compré como nuevos por 5 euros (cuando cuestan 125) en la librería lowcost Re-Read (cosas así son las que te hacen volver a curiosear en sus estantes).

Historia de mi vida, de Giacomo Casanova (Atalanta)
Fotografía: Lucía Rodríguez

 En la cabaña, vuelvo a hundirme en Casanova. Después de su visita al abate de Einsiedeln:  «Para ser feliz me parecía que lo único que necesitaba era una biblioteca». A propósito de una joven italiana: «Me mostré mortificado de tener que dejarla sin haberle rendido a sus encantos el homenaje principal que merecían». Casanova viaja y vive en Roma, en París, en Múnich, en Ginebra, en Venecia y en Nápoles. Habla francés, inglés, italiano y latín. Conoce a Voltaire, Hume y Goldoni. Cita a Copérnico, Ariosto y Horacio. Sus amantes se llaman Donna Lucrezia, Hedwige o Henriette. Dos siglos más tarde, los tecnócratas dicen que es urgente «construir Europa».
***
 Cierro el libro, me pongo las botas de fieltro y voy a sacar dos cubos de agua del agujero de hielo pensando en Bellino-Teresa de Roma y en Leonilda de Salerno.
 Libros de dandi y vida de mujik.

 En los bosques de Siberia tiene el poder de templar nuestro estado de ánimo. Sus dibujos y sus textos nos proporcionan cierto sosiego, y, a la vez, pueden llevar a la acción a aquellos que no se encuentran a gusto con sus vidas ajetreadas, con nuestra modernidad, a esos que sopesan salirse de la rueda, que quieren pisar el freno.

«Por cosas así he querido alejarme de este mundo». Sylvain Tesson
Página 6 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

 Es increíble cómo Virgile ha captado el paso de las estaciones en sus viñetas, y destacable el empleo que hace del color y la luz en las mismas: los naranjas de los interiores alumbrados por las estufas de leña; los filamentos rojos de los amaneceres y atardeceres; el malva que proyecta a la noche la luna...

Página 27 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

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Página 75 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

Primera viñeta de la pág. 76 de En los bosques de Siberia (Harper Collins)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

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Página 49 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

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Página 14 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

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Página 16 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

Primera viñeta de la pág. 17 de En los bosques de Siberia (Harper Collins)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

 El dibujo realista de Virgile Dureuil se acomoda perfectamente a la narrativa y a las palabras textuales de Tesson, suprimiendo las referencias a algunos días para poder condensar, casi en la mitad de páginas, las 228 de la novela original. En ella, Tesson no da voz sólo a sus pensamientos y acciones, si no también a los rusos que viven en esos parajes: pescadores, guardas forestales, y miembros de estaciones científicas o meteorológicas.

Página 9 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

Página 34 de En los bosques de Siberia (Harper Collins Ibérica)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

 En este caso, fue el cómic el que me llevó a la novela, que encontré en la biblioteca del barrio.

17 de febrero
 Esta mañana el sol se posó en las crestas de Buriatia a las ocho y diecisiete. Un rayo atravesó la ventana y cayó sobre los troncos de la cabaña. Yo estaba en mi saco de dormir. Creí que la madera sangraba.
 Las últimas llamas de la estufa mueren hacia las cuatro de la mañana. Al alba hiela en la pieza. Hay que levantarse y encender el fuego: dos gestos que celebran el pasaje del homínido al hombre. Comienzo mi jornada soplando las brasas. Después vuelvo a acostarme hasta que la cabaña ha tomado la temperatura de un huevo.
 Esta mañana, engraso el arma que me dejó Serguei. Es una pistola de cohetes como las que utilizan los marinos en problemas. El caño lanza su carga de fósforo enceguecedor que atenúa los ardores de un oso o un intruso.
 No tengo fusil, y no cazaré. En primer lugar porque la reglamentación de la reserva natural me lo prohíbe. Además, porque me resultaría una grosería injustificable matar a los seres vivos del bosque del que soy huésped. ¿A quién le gusta que lo agreda un extraño? No me molesta que seres mejor hechos, más nobles y de aspecto distinto al mío vivan en libertad en los montes.
 Esto no es Chantilly. Cuando los cazadores furtivos se topan con los guardabosques, las explicaciones se dan a puñetazos. Serguei no patrulla nunca sin su fusil. En el perímetro del lago hay tumbas con los nombres de inspectores. Una simple estela de cemento, decorada con flores de plástico y, a veces, la foto del hombre en un medallón de metal. Los cazadores furtivos en cambio no tienen sepultura.

 Y lo siguiente será ver la película, rodada por Safy Nebbou en 2016. El guión corre a cargo del propio Nebbou y de David Oelhoffen. A ver si se animan a subirla los de Filmin y les cuento.

En los bosques de Siberia
Un film de Safy Nebbou

 Como ven, las buenas historias lo son en cualquier medio.

 Ya tengo ganas de que los de Harper Collins editen en castellano la adaptación que hizo Virgile Dureuil de Berézina: En sidecar con Napoleón, otra novela del particularísimo Sylvain Tesson, en la que el autor recorre, doscientos años después, la ruta de retirada del ejército napoleónico desde Moscú a París.

 Como Tesson, me sirvo un chupito de vodka, alzo el vaso hacia el oeste y bebo. ¡Por las aventuras que nos quedan por vivir!

Última viñeta pág. 22 de En los bosques de Siberia (Harper Collins)
© Editions Casterman S.A./Virgile Dureuil

P.D. Mi agradecimiento a Mónica Sota y Rocío Isasa de Harper Collins Ibérica, y a Nolwenn Lebret y Tina Tonero, de Casterman, por facilitarme las páginas del cómic y el permiso para utilizarlas en esta reseña. Y como no, a Sylvain y Virgile por dedicarse a este noble arte.