jueves, 10 de septiembre de 2020

SANMAO: LA NOVIA DEL DESIERTO


Cartel del largometraje documental Sanmao: la novia del desierto
23 Festival de Cine de Málaga

Por emplear las mismas palabras que el director del Festival de Cine de Málaga, Juan Antonio Vigar, diré que esta edición ha sido la más valiente y necesaria, la más amable y segura de la historia del certamen. Aplazado al mes de agosto, tras la suspensión de marzo, es de agradecer el tesón de su director por llevar el festival a cabo. Además de una inyección de autoestima para la ciudad, el sector audiovisual y el mundo de la cultura se han visto reforzados, demostrándose una vez más –y el cine Albeniz lo viene haciendo desde que acabó el confinamiento– que los cines, siguiendo las pautas sanitarias, son un espacio seguro. Como los corredores de un relevo, Málaga ya le entregó el testigo a Venecia. Ojalá sea San Sebastián la siguiente en recibirlo.
 Tenía pensado asistir a las proyecciones de Las niñas, Black beachLos europeos, A este lado del mundo y Mi gran despedida, pero cuando fui a comprar las entradas ya se habían agotado. Así que, guía de programación en mano, dirigí mis ojos a la sección oficial de documentales, donde encontré un título de lo más prometedor: Sanmao: la novia del desierto.

Sanmao, Echo Chan (Tribute Page Anusha Lee)

 Yo sabía que Sanmao era una escritora china porque hacía unos años vi uno de sus libros en la mesa de novedades de las librerías. Se trataba de Diarios del Sáhara (:Rata_, 2016), la primera obra de la autora que se traducía y publicaba en occidente; un título sugerente que no compré en su momento por estar inmerso en otras lecturas pero que buscaré tras ver el documental. Por supuesto, les prometo otra reseña cuando lo lea.

Portada de Diarios del Sáhara, obra de Sanmao

 Magnifico el trabajo y el esfuerzo de las directoras Marta Arribas y Ana Pérez de la Fuente por darnos a conocer la fascinante vida de Chen Ping, más conocida por su seudónimo: Sanmao. Lo suyo ha sido como el trabajo de esos orfebres de Córdoba y Toledo que se dedican al damasquinado, esa labor de adorno que se hace en una pieza de hierro u otro metal embutiendo filamentos de oro o plata en ranuras o huecos previamente abiertos. Fotografías, animación, filmaciones en Super-8, entrevistas, voz en off..., todo ensamblado en la mesa de montaje para mostrarnos las luces y las sombras de esta mujer, libre y soñadora, que bien pudo ser la primera hippie de su país. Icono femenino para las mujeres asiáticas, escritora y  reportera de viajes, Sanmao gozó de una tremenda popularidad en China y Taiwán mientras que aquí no dejó de ser una desconocida. Sus vivencias en El Aaiún de los 70, adonde se fue a vivir con José María Quero tras contraer matrimonio, le dieron material para escribir un puñado de relatos que ella pensó sólo se leerían en China, de ahí que se tomase algunas licencias literarias con algunos miembros de la familia de su marido, licencias que no sentaron bien a la familia pero que hoy, como certificaron las hermanas de Quero en el coloquio final que hubo tras la proyección en el teatro Echegaray, ya están perdonadas.

Sanmao: la novia del desierto en el 23 Festival de Cine de Málaga
Fotografía: Pedro Delgado

 Han pasado 29 años de su trágica muerte, pero nos queda su luz y sus textos. Sin duda este largometraje documental, proyectado y aplaudido en numerosos festivales, contribuirá a difundir y aumentar su leyenda y a popularizar sus obras, editadas en España por :Rata_ Books.


 Les invito a ver el trailer, aunque me parece que éste no le hace justicia al largometraje, y a ver la película cuando se estrene en los cines de la mano de A Contracorriente Films. Estoy seguro de que, tras revivir su intensa vida, se engancharán al personaje.


 ¿Y quién sabe? Quizás cuando viajen a la isla canaria de La Palma, se acerquen a la tumba de su pareja, José María Quero, y depositen sobre ella una flor recién cortada en nombre de Sanmao.

 Y hablando de velar muertos, comentarles que antes del documental de Sanmao proyectaron vii. DOMITILAS, un cortometraje documental obra de Diego Ruiz, joven director mexicano del que, con la bendición de Domitila, espero grandes cosas.