martes, 23 de abril de 2019

¡LIBROS! ¡LIBROS!


Lorca y Dostoievski

Cuando Federico García Lorca inauguró la biblioteca de su pueblo natal, Fuente Vaqueros (Granada), en septiembre del año 1931, se acordó de Dostoievski con estas bonitas palabras:
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: "amor, amor", y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fiódor Dostoyevski, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, solo decía: 
 "¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!". Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural de un cuerpo por hambre,  sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Nota: Darle desde aquí las gracias a la profesora de Lengua del I.E.S Isaac Albéniz, Paqui Cobos, a quien le robé la idea de su discurso del Día del Libro del año pasado. Esta entrada está dedicada a ella y a los demás componentes del departamento –Garazi, Ana Rosa, Esperanza y Manolo–, que seguro andan hoy conmemorando el día en el instituto. ¡Feliz Día del Libro a todos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario